PROGRAMACIÓN DEL PATIO DE COMEDIAS
LA CASA DE BERNARDA ALBA
Mario Ojeda
Elenco:
Bernarda Alba: María Beatriz Bergara / Poncia: Juana
Guarderas/ Adela: Sonia Valdez / Angustias: Valentina Pacheco / Martirio:
Silvia Brito / Magdalena: Alejandra Albán / Amelia: Marilú Vaca / Criada: Lorena
Rodriguez / María Josefa: Valentina Pacheco / Prudencia: Paulina Tapia.
Autor: Federico García Lorca.
Dirección: José Cracio
Asistente de dirección: Marilú Vaca
Iluminación: Pilar Velasco
Vestuario: Pepe Rosales
García Lorca termina de escribir esta obra en 1936 dos
meses antes de su asesinato en medio de la Guerra civil española.
Se estrena en Argentina en 1945 y recién para 1964 se
estrena en España debido a la censura oficial y por falta de autorización de la
familia del autor.
A partir de entonces se ha convertido en una de las
obras preferidas de los elencos artísticos, llegando a ser interpretado incluso
bajo el género clown.
La trascendencia de García Lorca como dramaturgo lo
atestigua un conjunto de obras de gran nivel que han sido representadas en
varios idiomas pero su posición como hombre de teatro lo podemos resumir con
sus propias palabras:
“Un teatro sensible y bien orientado puede cambiar en pocos años la sensibilidad
del pueblo; y un teatro destrozado, donde las pezuñas sustituyen a las alas,
puede achabacanar a una nación entera”.
“El teatro es una escuela de llanto y de risa y una
tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o
equívocas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y del
sentimiento del hombre”.
“Un pueblo que no ayuda y no fomenta su teatro, si no
está muerto, está moribundo; como el
teatro que no recoge el latido social, el latido histórico, el drama de sus
gentes y el color genuino de su paisaje y de su espíritu, con risa o con
lágrimas, no tiene derecho a llamarse teatro, sino sala de juego o sitio para
hacer esa cosa horrible que se llama "matar el tiempo”
(Extractos de la Charla sobre el teatro. Federico
García Lorca el 2 de febrero de 1.935)
Varios autores dicen que La Casa de Bernarda Alba es para
Lorca el fin de una etapa como dramaturgo y el inicio de otra, en la
que se hace presente una teatralidad madura y profunda, con una gran capacidad
para universalizar sus temas.
Según la crítica española de los días del estreno,
junto a “Yerma” y a “Bodas de Sangre”, “Bernarda” completa una trilogía que
retrata y desnuda a la España interior, aquella que sólo se la puede conocer
detrás de los muros y de los rostros de apariencia.
La puesta en escena que se encuentra en temporada en
la sala del Patio de Comedias es sin lugar a dudas un trabajo Lorquiano.
El decorado del escenario nos hace sentir, desde antes
del primer movimiento de las actrices, que en el discurso artístico se respetará
la dramaturgia que el autor había
impregnado a su manuscrito y que nunca llegó a verla en escena.
El cálido y querido escenario del Patio de Comedias
luce esta vez serio, adusto, dispuesto
para lo que allí sucederá: formas de vida enfrentadas entre el blanco y negro.
Blanco en el piso y paredes, negro en todo lo demás, tal cual García Lorca lo había deseado.
Esta lectura inicial de la puesta en escena se irá
confirmando en el transcurrir de la obra.
El Acto I se inicia con La Criada en diálogo con Ponsia.
La Criada con su voz denuncia lo que sus
manos sienten al limpiar obcesivamente una porción de piso: su azotada vida
dentro de la casa.
Ella y Poncia han visto todas las costuras al revés y
al derecho de las vidas de sus patrones y conocen sus intenciones y
perversiones.
En torno al funeral de su esposo hace su aparición
Bernarda Alba, mujer de apariencia agradable hasta el momento en que abre su
boca y resuenan sus palabras tanto como las pisadas de sus botas. Unas y otras
se funden para exterminar todo lo que a su paso encuentra y que se interponga
entre su acción y sus pasiones: La honra, El buen nombre de la familia, La
tradición y Las normas.
Sus cinco hijas, como cinco dedos que lleva la mano,
son distintas entre ellas y se mueven entorno a sus propias convicciones en el
espacio del encuentro mutuo. Cuando aparece su madre, se anulan y callan.
Siete mujeres en una obra, cada cual con sus
sentimientos y su deseos. No habrá mediación ni sometimiento posible. El drama
trágico ronda como llovizna triste en siete días de una semana.
Bernarda Alba, inquisición hecho mujer, somete a sus
hijas a ocho años de luto y encierro en la casa.
El elemento dinámico, quien desarrolla de conflicto
humano de esta familia, irrumpe silencioso primero, para convertirse luego en
enorme fuerza de atracción. Un Hombre.
La pieza teatral gira alrededor de este sorprendente
personaje, al cual, la experiencia humana y poética de García Lorca le impide
entrar a cuerpo visible alguno.
Nunca se lo ve pero se lo siente tan común y cotidiano
como cualquier otro y sin embargo por la fuerza de la pasión de tres hermanas
se convierte en el personaje más desarrollado de esta obra.
Si Angustias y Martirio se enamoran del hombre y
esperan de él su correspondencia, en cambio Adela, la hermana menor, ama activa y pasionalmente
al hombre no idealizado, a Pepe el Romano. Se adelanta al amor de las otras dos
porque ella hace lo que su sentir le exige.
Entre estos cinco personajes, que son los principales,
gira el conflicto central del argumento de la obra, creando una estructura
interna compacta cargada de muchas significaciones.
Todo el peso de valores tradicionales se enfrenta a
nuevas formas de concebir y materializar el sentimiento del amor. La represión enfrenta
al instinto libre. La paciente y pasiva espera frente al impulso de la
seducción. La monotonía del encierro y luto al interior de la casa frente a su
exterior dinámico, bullicioso y cotidiano. Bernarda Alba frente a su hija Alba.
Lo negro frente a lo blanco pero a la vez lo blanco frente a lo negro.
Al final la muerte se encuentra consigo misma en el
suicidio de Alba porque ha sido denunciada frente a su madre por Martirio.
Esta lucha de fuerzas antagónicas, materializado en
personajes bien diseñados y definidos, es
matizado y a la vez distribuido por un personaje clave para la teatralidad de
la obra que es Poncia.
Ama de llaves de siempre, tiene la capacidad de entrar
de manera apropiada en la psíquis del espectador a través de diálogos,
sugerencias, consejos y hasta sentencias dirigidas a sus patronas, quienes
pueden desnudar sus intenciones frente a un personaje con poca capacidad de
decisión.
Este personaje es un enlace entre la realidad y la
ambientación simbólica propia de la poética de García Lorca pero también es un
enlace entre lo que piensan y sienten los personajes y lo que el público vive
dentro de la obra.
El montaje realizado bajo la dirección de José Cracio
hace algún tiempo atrás ha vuelto al Patio de Comedias y sigue siendo un
trabajo limpio, con una dramaturgia lorquiana que se fundamenta en cuatro
aspectos principales:
Un trabajo de actuación de estilo realista muy
profesional, un respeto absoluto al lenguaje literario de Lorca, una estructura
dramática de corte aristotélico en cada acto y en el conjunto y una gran
capacidad para crear ambientaciones simbólicas densas sin ser sucesivas entre
ellas.
Ninguno de esto aspectos sobresale por encima del
resto sino que se conjugan sutilmente para dar como resultado aquello que Lorca
impuso en su texto: Un documental fotográfico.
Es evidente que el director sabía cómo lograrlo
teniendo como base un texto literario teatral lleno de poesía, con el recurso
de la sonoridad de los versos y las imágenes literarias que a través de la
actuación crean nuevas realidades simbólicas.
Por ello sería equivocado decir que es un montaje
realista. ¡ Es Lorquiano ¡
"El
teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al
hacerse, habla y grita, llora y se desespera”. (Federico García
Lorca.).