LADIES NIGHT, una noche sin verguenza, de los autores Anthony McCarten y Stephen Sinclair traducida al español y adaptada a una versión local por el actor Alfredo Espinosa
La presentación está a cargo la actriz y los actores Rosa Isabel Bodero (Sharon), Eduardo "Mosquito" Mosquera (Charly), Christoph Baumann (Germán), Pablo Aguirre (El Papi), Alex Altamirano (Rambo), Alfredo Espinosa (Cris), y José Enrique Pacheco (Nelson).
Vestuario: Sara Constante / Escenografía: Mauricio Revelo / Coreografía: Francisco Ordóñez / Asistencia de dirección y montaje técnico: Elí Benson / Asistencia de Producción: Catalina Gomezjurado / Dirección: Christoph Baumann / Producción General: José Enrique Pacheco.
Al Ver el afiche anunciando la obra en la Creperola
del Patio de Comedias, la gente se imaginaba
un obra teatral picaresca, mezcla de sal quiteña y ají rocoto para un bockwurst
alemán, alrededor de una portentosa muchacha en paños menores, volviendo locos
a todos.
Sin duda el título de la obra en inglés y una
fotografía de 6 tipos envueltos en sus toallas frente a una generosa naturaleza
femenina produce efectos en el público.
Una señora de edad, mientras tomaba café decía: “Ni
muerta pues ….voy a estar gastando para ver a estos huesos”. El marido con el café hirviendo en la boca
contestaba, “Uy hijita, has de hablar rápido pues, yo ya compré las entradas
nomás!…. La Señora replicó… , “claro pues… cuándo no ?…. con tal de ver
lluchas…! Viejo sátiro !.
Sin embargo el inicio de la obra nos presenta una
violenta escena en la que Charly en el rol de cantante de rock ha protagonizado
un gresca con el público que se ha dado cita a su espectáculo. Junto a sus
amigos y compañeros de aventuras y desventuras libra una bronca callejera de la
cual salen todos mal parados aunque vociferan alardeando su machismo.
Poco a poco el público del Patio de Comedias va
ingresando en la historia que esta obra nos cuenta y va identificando las vidas
y problemática que los personajes atraviesan.
Cinco
quiteños y un gringo, (en realidad alemán) de distintas edades, se encuentran
desempleados y desalentados por los fallidos intentos de emprender jugosos
negocios que sólo han servido para despertar un profundo sentimiento de fracaso
y agobio.
El punto de encuentro de esta jorga es un
establecimiento especie de cantina, salón de baile y escenario de artistas
populares, cuyo dueño, Papi, sin dejar de permitir el lazo de amistad que los
une, vela por el interés comercial del lugar y su funcionamiento.
Le proponen a Papi conformar un espectáculo de
streptees para mujeres, tal como lo hacen los Machocaleños, con la diferencia
de que éstos chullas quiteños no son salidos del closet.
En el forcejeo de la negociación, la relación de
amistad sufre los embates de las pequeñas rencillas propias de los seres que
hacen del grupo su fortaleza para dar la cara a la pobreza y marginalidad, pero
a la vez, es el espacio donde la ironía y el comentario de triple sentido hace
constante radiografía de las flaquezas y vilezas humanas.
Así el público llega a conocer que Charlie está casado
con una mujer que sale con otros hombres cada vez que éste se descuida, que
Germán bebe con mucha frecuencia y está dispuesto a abandonar al grupo por un
pequeño salario en un trabajo estable encontrado en Carapungo. Que Rambo cuida
celosamente la imagen de sus pectorales como profesor de educación física para
niños y que Nelson se sabe débil y simple.
Cris el sexto,
es quien genera las aventuras comerciales, los enriquecimientos
ilusorios y el liderazgo hacia el triunfo, pero lleva en sus hombros el fracaso
de todos, especialmente el suyo.
Si también ha fracasado la esperanza de ganar buen
dinero haciendo de Charli cantante de rock, ahora se atisba la esperanza de que
gracias a la curiosidad y morbo femenino, ellos, puedan convertirse en artistas
del streptees, para lo cual convencen a Papi acerca del formidable negocio que se
puede establecer en su local, en pleno barrio de la Michelena.
Papi, evidenciando que no existe posibilidad de que se
logre formar ningún trazo artístico ni remiendo de espectáculo siquiera, entre
estos cinco amigotes, propone la ayuda de una bailarina para que los dirija.
La presencia de esta rodada vedette criolla cambia el
rumbo de los acontecimientos pues impone una exigencia estética a la
corporalidad de estos plazuelas. Les obliga a ensayar y a producir coreografías
en las que demuestren sensualidad provocativa dirigida a mujeres.
A través de esta necesidad comercial se evidencian los
prejuicios y miedos que estos machos quiteños tienen, hasta el punto en que
momentos antes de iniciar su estreno deciden renunciar a sus esfuerzos.
La bailarina que ya ha dejado en el camino a Cris en
sus deseos de invitarle a una guatita romántica, pero si ha cedido ante el
golazao que el gordo Nelson le ha hecho, se enfrenta a la cobardía de estos
hombres.
Les demuestra que todo ese alarde de machismo solo
esconde miedo de demostrarse auténticos frente a las mujeres e ignorancia de lo
que significa amar o seducir a una mujer.
Llega el gringo borracho a provocar a sus amigos, sin
embargo éstos lo meten a la ducha para que se enfríen los ánimos.
El gringo sale de la ducha con una toalla cubriendo sus
montes cámbricos de músculo olvidado y se incorpora al espectáculo que resulta
un verdadero éxito.
La obra original fue escrita a partir del largometraje
Full Monty del inglés Simon Beaufoy. Estrenada en 1998 la historia nos presenta
tres profundos y emocionantes dramas humanos amplificados y convertidos en arte
a través de la magia de la comedia.
El desempleo provocado por el cierre de las industrias
metalúrgicas en Inglaterra arrincona a los seres entre la desesperación y la
lucha por la sobrevivencia, llevando a sus protagonistas al borde del suicidio,
a la mentira sistemática para ocultar la desocupación, al hurto y a la posible
pérdida de la relación padre-hijo.
La concepción artística de Full Monty hace de ésta una
historia de importantes conflictos humanos por ello produce personajes intensos y un
argumento emocionante.
Ladies
Night que viene a ser como su nieta en cambio, es una historia de situaciones,
en la que no existen conflictos humanos profundos o en su defecto, no son
tratados con la densidad suficiente como para incidir en la dramaturgia total
de la obra.
El personaje que más cerca se encuentra a un conflicto
humano contundente es Charlie sin embargo no llega a desarrollarlo. Los demás
se muestran casi idénticos de principio a fin. La obra pasa en medio de sus
vidas pero no los modifica, ni ellos modifican a la obra.
Por esta razón los personajes de Ladies Night se
construyen sobre la base del gag cómico y no
sobre su vinculación orgánica con el contenido de la obra en su
conjunto.
Visto desde el otro lado se podría decir que los
personajes se encuentran atrapados por el gag cómico, convirtiéndose éste en el
personaje principal.
El
juego de doble intención en los textos, la burlas mutuas entre compinches y los
modismos idiomáticos quiteños siempre tan vivaces y graciosos, conforman el
lenguaje principal de la obra, al que el público se somete con placer
instantáneo y fugaz.
En los otros lenguajes la puesta en escena es realista,
especialmente en el corporal, pues todos los movimientos de los casi personajes,
son expresión de su estado de ánimo o intención coyuntural. Ninguna
corporalidad pretende más de lo que su expresión verbal ya indica. El cuerpo
simplemente ratifica lo que ya el texto lo dijo, produciendo constante
reiteración de lenguajes y contenidos. Permanentemente el gag se apoya en este elemento.
Llama la atención el recurrente gesto de acercamiento
violento con ademán de posible intercambio de golpes. Este gesto es tan
repetitivo que hacia la mitad de la obra se vuelve vacío de todo contenido, lo
cual en el teatro es un suicidio.
Siendo el gag cómico el sostén estructural de la obra,
requiere de actores duchos en el oficio para mantener la atención permanente
del público y éste elenco lo logra con absoluta perfección.
Aún
cuando el tipo de gag es el mismo en todos, sin variedad en su propia
estructura, es suficiente para divertir a una audiencia despreocupada
de su contenido.
Toda comedia es acumulación de
cultura. Todo lo que pasa dentro de la estética de una comedia es potenciación
plena de los más significativos rasgos culturales de una sociedad y de sus
gentes.
Lo cultural representa, denuncia y
alimenta al personaje de comedia, y a pesar de las miles de formas de expresar
creativamente lo cómico, esta
característica de potencia cultural contenida en los personajes y en la historia de comedia, otorga
veracidad a la trama y a los mismos personajes.
Al ser el gag el protagonista de
Ladies Night lo cultural queda expuesto a la aventura de aciertos y desaciertos
expresivos de los actores, cuyo propósito principal es hacer reír, sin
consecuencia con una construcción de significados culturales prioritarios en la obra.
Lo cultural queda en soledad de sus
representantes cómicos y su dimensión se vuelve pasajera como la risa del
público.
Por ello a pesar de la bien cohesionada acción dramática a lo largo de
toda la obra, siempre falta el vuelo imaginativo de la trama. El espectador
sabe lo que va a suceder anticipadamente, lo novedoso consiste nuevamente en el
gag.
La obra teatral cómica debe forzar al
artista a ser creativo en sumo grado a la hora de la creación del personaje,
una vez que se inicia la vida de la obra frente al público, se le debe forzar
al intérprete a una serie de renuncias creativas en favor de la perfecta
funcionalidad del todo estético que es la obra.
La elaboración del personaje y sus
textos es artesanía en su construcción y arte en su interpretación frente al
público. Pero arte no solo del gag o del personaje sino de la obra en su
conjunto.
El chiste es la formación de
pequeñísimas piezas teatrales, mini obras diríamos, con sus respectivos
significados y significantes. Si uno o varios personajes se lanzan al atractivo
de la constante improvisación, deben estar seguros de que su impulso creativo
no desvirtúe al conjunto de símbolos con los cuales la obra cuenta para ser
arte.
La obra en su conjunto al no tener
fuerza dramática debido a la carencia de significados por resolver o restaurar,
se desliza tenue en el mundo emocional del público pero rico en condimentos del
lenguaje verbal.
La escena final no dejará de ser
recordada por el público porque es la única en la que hay un lenguaje corporal
sistemáticamente creado para favorecer al todo y es justamente allí donde los
personajes ganan veracidad y estética.
Ladies Night está vivita y coleante,
debe seguir produciendo éxito taquillero, ¡En buena hora!.
Ahora le toca a la fuerza de la
cultura irrumpir sin pedir permiso y embellecer de raíz lo que ya existe.